@JuventudesSV
Jóvenes del Movimiento Juvenil Cristiano Huellas El Salvador
No podía dejar
pasar el mes de la juventud sin escribir sobre la situación. Aclarando para
empezar que sólo es mi percepción por la experiencia que he tenido trabajando
con los jóvenes y adicional a ello porque me considero una persona con espíritu joven.
Siempre se dice
lo mismo de los jóvenes: “Son mayoría en este país”, “son el futuro”,
“Necesitan oportunidades”, etc. Casi todas repetidas por nosotros los adultos.
La brecha generacional es importante y los adultos no nos damos cuenta a veces
de lo alejados que estamos y seguimos repitiendo los mismos patrones.
Adicional al
conflicto interno que viven los jóvenes en busca de su identidad, se ha creado
un mundo que no es para jóvenes, mientras que lo no lícito ha preparado todo un
sistema atractivo a través del dinero “fácil” en la organización pandilleril,
la violencia, el consumo de drogas, la migración. Los llamados a asegurarles un
presente y seguro bienestar nos hemos alejado de ellos dejándoles pocas
opciones que les llamen la atención.
Cuesta ser joven
en El Salvador, en una de las escuela de un Movimiento Educativo en la cual
trabajé decían los muchachos, que los estudiantes del siglo XXI tienen maestros/as
del siglo XX. Así de poco preparados nos encuentra la nueva generación. Los/as jóvenes
van un paso adelante casi en todo.
En el 2005 fui
parte de la construcción del perfil de los jóvenes, tomando como muestra un sector de jóvenes. En dicho estudio ellos
mencionaban su expectativa de seguir estudiando a veces hasta dos carreras y de
trabajar para poder salir de su pobreza y
cuando se les preguntaba si querían ir a otro país, ellos respondían que
si pero solamente a estos intereses, manifestando siempre su deseo por regresar
a sus lugares de origen.
La
estigmatización de los jóvenes es uno de los grandes problemas, casi es un
delito ser joven y si le agregamos la pobreza es peor, ya que donde dos o más jóvenes
estén reunidos ahí hay delito. Por un lado, perseguidos por las pandillas para
que sean parte de ellas voluntariamente o forzados, y por otro perseguidos por
la policía sólo por vivir en zonas de riesgo social sin importar si están
trabajando, van a una Universidad o
ayudan a sus padres.
No podría haber
un artículo de juventud sin hablar también del tema de la sexualidad,
lastimosamente un tema tan natural, el cual los adultos también hemos marcado muchas
veces de forma negativa, cuando somos nosotros mismos los que no estamos
preparados al respecto. En esa investigación que realice de cultura juvenil,
los jóvenes se mostraban conservadores frente al tema de la sexualidad, debido
a que, aunque se maneje mucha información en redes sociales y en su grupo de
coetáneos sigue siendo un tabú en nuestra cultura. De acuerdo a lo observado en
ese estudio, los jóvenes que tenían cierta asesoría de algunos adultos que se
identificaban con ellos, eran jóvenes preocupados mas en otras situaciones
concernientes a su edad, más que en el
tema sexual.
En el trabajo
con jóvenes he podido organizar una gran cantidad de actividades al aire libre y
en algunos casos ha sido la primera noche fuera de casa, lejos de sus padres, tiempo
donde tenían todo el espacio para ellos, y aun así, la conducta que mostraron fue en el marco de
la normalidad, destacando que dichos grupos eran heterogéneos, con jóvenes de
diferentes estratos sociales y de diferentes zonas del país, situación que me
lleva a poder decir que se tiende a etiquetar a los jóvenes muy probablemente
sin conocerlos en verdad, ya que si bien es cierto se encuentran en una etapa de conocimiento, desarrollo e
identificación hay situaciones más graves que les aquejan, más que la plena realización sexual y que si
en un momento se desvían y se centran u obsesionan con dicho tema, es por la
misma falta de supervisión, apoyo y
acompañamiento de parte de los adultos.
Otro tema
importante a mencionar es la participación de los jóvenes en la política. El
proceso para que un joven se interese y participe en política no es nada fácil
en este país, sobre todo y empezando por tener una política partidista bastante
cerrada y públicamente vista peyorativamente, a los jóvenes no les atrae de forma
sana, sino según el modelo que se presenta: para sus propios intereses,
búsqueda del poder o dinero fácil, etc.
Los partidos
políticos no tienen procesos para el relevo generacional, (o al menos no se
logra ver) ni forman a sus bases para un seguimiento genuino forjado en
principios de partido al servicio del bien común. Quizá algunos partidos y
políticos vean en sus propios hijos/as (familiares) los que se encarguen de dar
seguimiento, sin que necesariamente sean los idóneos para dichos cargos.
Por su parte, los jóvenes cuentan con pocos espacios de
participación social que conlleven una preparación política, a menos que surja
de ellos la opción y prepararse, aun así, necesitarán de ciertos “contactos” y
labrarse su propio camino.
Cuando se veía a
religiosos/as en la participación política en los 70´s y 80´s, se les criticaba
mucho y se decía que “eran la voz de los sin voz”, que era porque el laico
estaba perseguido, que no tenía espacios y entonces aceptábamos esa militancia
de los religiosos.
Ahora en tiempos
de paz, surge cierta apatía a la participación política y dejamos las grandes decisiones
del país a los mismos de todos los tiempos. Y tanto las iglesias, las escuelas,
movimientos sociales, etc., dejan de lado a los jóvenes para prepararlos
políticamente, formándolos sólo a cierto nivel de compromiso y hasta donde les
sean útiles.
Los movimientos
juveniles últimamente están haciendo lo suyo, algunos fortalecidos en las redes
sociales, otros con mucho trabajo de campo, pero en el anonimato, algunos
apadrinados coyunturalmente por alguna mano fuerte e invisible y a diferencia
de hace 30 años, están siendo muy dispersos, resaltando las diferencias que los
aleja.
Para cerrar el
artículo quiero dar ciertas opiniones las cuales considero necesarias para dar
a los jóvenes el lugar que merecen:
Los jóvenes
deben aprovechar su gran energía y disponibilidad para la organización, para la
participación y verse como formandos que necesitan experiencia, que pueden
equivocarse y que necesitan de asesores adultos responsables y con sensibilidad
juvenil. La opción política no puede ser para todos/as pero si para aquellos/as
que quieren dar un salto cualitativo en el servicio al prójimo, para aquellos
que ven el poder como una oportunidad de ayudar al que lo necesita.
En America
Latina ya están surgiendo de nuevo las voces juveniles resultado de esta crisis
política, el Movimiento Estudiantil en Chile, el Movimiento Yo Soy 132 en
México, nos da la esperanza que también en nuestros países surja una nueva
fuerza, que movilice pero que forme y comprometa.
La juventud debe
ser el motor de este país, si realmente son la mayoría tendrían que dirigir ese
futuro, tenemos que preparar condiciones para su desarrollo pleno en los
ámbitos que necesiten los jóvenes. Ya no más promesas, pruebas de laboratorio,
no más represión. Es la hora de optar por los jóvenes más pobres los cuales viven
en carne propia las carencias y
tentaciones de una vida fácil y corta, es hora de políticas encaminadas a la
juventud, políticas que escuchen la voz de ellos y las oportunidades que
necesitan para ser adultos prósperos y plenos.
La Cultura de
Paz tiene que pasar necesariamente por la Cultura Juvenil, que proponga,
renueve y fortalezca nuestro desarrollo individual y colectivo. Iniciemos el
camino.
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