¿CAMINARÍA DIFERENTE ESTE PAÍS DE NO HABER SIDO ASESINADOS LOS SACERDOTES JESUITAS HACE 23 AÑOS? QUE CREEN?[1]
Existen diferentes tipos de preguntas, hay preguntas
obvias, preguntas fáciles, preguntas muy buenas pero difíciles y unas que
realmente lo “destantean” a uno. Así vi esta pregunta, como estas últimas,
lanzada por una amiga periodista, como que había que dedicar tiempo, pensar un
poco más aunque quizás sea de esas preguntas que es rica responder
colectivamente nada más para, tal vez, acercarnos a una respuesta.
Tratando de imaginar ese escenario en el que los
jesuitas y sus colaboradoras habrían sobrevivido a la guerra. Imaginando el
papel de cada uno y como era su contribución a la paz de un país en guerra, de
cuáles eran sus alcances tomando en cuenta las limitaciones y amenazas.
Realmente fueron muy importantes sus logros, casi heroicos tomando en cuenta
ese margen de maniobra que tenían y ahora valorando el vacio que dejaron.
Imagino a un Ellacuría trabajando por la justicia y la
paz aunque quizás lo seguirían criticando tanto de derecha como de izquierda
pero podría fomentar el diálogo y cercanía entre ambos, a un padre Lolo que
habría dejado una red nacional de Fe y Alegría consolidada y autofinanciable,
un padre Segundo Montes apoyando al migrante a nivel regional, a un padre
Martín- Baró terminando de desarrollar su enfoque de psicología social para la
liberación terminando de entender a las problemáticas juveniles, los padres
Juan Ramón y Amando López en el acompañamiento y educación universitaria, Julia
Elba y Celina siguiendo su vida familiar, de trabajo estudio y lucha cotidiana.
Algunos de ellos habrían muerto ya de alguna enfermedad, pero habrían hecho más
proyectos. Su contribución para esta “paz” que construimos definitivamente
sería clave y tendría más frutos. Es un panorama positivo de una larga vida
para cada uno de ellos.
Lo contradictorio es que su trabajo incomodaba al
poder y nadie sobrevive a esa situación. Su camino como ya sabemos fue otro y
su asesinato como vemos nos llena más de preguntas que respuestas.
El martirio para los que somos cristianos es algo
misterioso y contradictorio, no es para el que lo busca sino que es un don
Divino, una gracia. Es una muerte que aunque entristece, nos da esperanza y
fortaleza, fuente de más vida, es un final pero también un inicio. Es así como
traducimos este sacrificio que ellos hicieron y como ya han dicho mucho otros,
posiblemente por ellos el proceso de paz fue fundamental y por ellos se llega a
los Acuerdos que dieron fin a un conflicto armado.
Ante este hecho que hoy cumple 23 años, el camino que
se trazó es el que nos debe de
preocupar, el que nos debe inspirar y sacar más creatividad. ¿Qué hacer con
tanta violencia?, ¿Cómo exigir a una clase política que no responde a las
mayorías?, ¿Cómo unirnos frente a una crisis económica?, ¿ Cómo dar más
oportunidades a los jóvenes?¿Dónde están los desaparecidos?
Un martirio que junto al de muchos otros, inspira y
fortalece la vocación de otros muchos jóvenes que se preparan para una vida de
compromiso, de servicio al lado de los más necesitados.
Nadie llenará el vacío de las personas que nos
arrebataron, pero si debe ser motor, fuerza y luz para nuestras vidas, para
nuestros compromisos, para no dejar de ver nuestras problemáticas, para no
dejar de buscar soluciones creativas y pacíficas. No debemos desfallecer en
nuestros compromisos sociales y políticos por transformar nuestra sociedad y
cada logro por la vida, por la dignidad,
por la justicia social debe ser una oración que diga “Valió la pena su martirio,
gracias por ofrecer su vida por todos/as nosotros/as”.
Pero la pregunta queda abierta, como dije, quizás entre
todos construyamos una respuesta, tomando en cuenta que este día es para revisar
un poco nuestro camino como pueblo.
En todo amar y servir
[1] Pregunta realizada por Margarita Funes a través de Twitter
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