LA TREGUA NO ES LA PAZ
Más de diez años trabajando con niñez y juventud
en la calle, comunidades y escuelas en situación de crisis creo me permite dar
una opinión sobre la actual situación de tregua
entre pandillas que ya casi llega al primer año de su inició (11 de marzo
de 2012), año en el que es la primera vez que se registran en 30 años, días con
cero homicidios (14 de abril, 25 de agosto y 15
noviembre)[1].
Para iniciar definimos la tregua como la cesación de hostilidad por
determinado tiempo entre los enemigos que tienen rota o pendiente la guerra sin
que por ello quede ésta terminada[2]. En 1993
experimentamos una tregua con la firma de los Acuerdos de Paz que dieron fin al
conflicto armado y que fue ejemplificante como nunca antes en el mundo. La
tregua es apenas detener una situación que se ve en crisis y una condición (oportunidad)
en la que se pueda aprovechar para realizar una paz más duradera. En la actual
que se da entre pandillas aún no hay puntos muy claros.
El inicio de la tregua se conoce de la noche a la
mañana y no se ha sabido en base a qué surge y qué se debe hacer (o se está
haciendo) para alimentarla. No se pueden negar sus beneficios (al menos 10
vidas en promedio las que se han salvado) que son significativas, luego de uno
de los niveles de homicidios más altos en el mundo (promedio de 15 diarios)
hasta marzo de 2012.
Nunca han quedado claros quienes negocian de
ambos lados ni el nivel de participación de las autoridades gubernamentales. Se
sabe de algunos líderes de pandillas que tienen voz y poder a nivel nacional y
de todos conocidos, pero también están los mediadores quienes han llevado el
liderazgo de las negociaciones entre el gobierno y las maras que son Raúl
Mijango, ex líder guerrillero y ex diputado y Monseñor Fabio Colindres, obispo
castrense. Elegidos por las maras por tener confianza en ellos, aunque no son
los que tradicionalmente han trabajado en la calle, ni por rehabilitar ni por
prevenir la problemática, pero que son llamados para dar a conocer la
posibilidad de que la violencia se calme en el país. En mi opinión, pienso que
han hecho una labor importante, que ellos no escogieron la misión sino lo
contrario y de alguna manera deja a los que están en campo, que sigan con esa labor comunitaria, preventiva y de
rehabilitación que tanto bien ha hecho desde las comunidades, ONG´s, iglesias y
otras instituciones comprometidas con la paz de nuestro país.
Los municipios
santuarios
Como ya he mencionado, la sola disminución de los
asesinatos es un descanso para el país y salvar la vida de tanta gente es mucho
mejor. Pero como se ha dicho, hace falta que sea más transparente el proceso y
lograr darle estabilidad en el tiempo.
Se han dado pasos nuevos en esta tregua, la entrega de armas por parte de las
pandillas, que en principio ha sido bastante
simbólico, pero se ha tratado de que sea amparado en una ley transitoria
que recientemente se aprobó[3]. En el
que se espera recaudar armas y destruidas aquellas que no tienen registro
delictivo. Ahora es menos simbólico, cuando tenemos un trasiego enorme de
armas, tanto legal como ilegalmente.
Otro paso dado recientemente es la creación de
los llamados “municipios santuarios”,
que al igual que la tregua, queda la población con muchas dudas, sobre todo con
la idea que se está dando concesiones a las pandillas y que son estas las que
quieren seguir controlando territorio.
Este nuevo concepto en el proceso de la tregua “consta de 12 componentes para los municipios que serán
bautizados como “municipios santuario”; entre estos se encuentra el que exista
un acuerdo de no agresión entre las pandillas que residan en un determinado
municipio, además de un compromiso de reducción y erradicación de prácticas
delictivas y se permita el libre tránsito de las personas, entre ellas,
miembros de pandillas”[4].
Para mí, que he trabajado mucho la prevención de la violencia
hacia y desde los jóvenes, siempre mi principal preocupación es que se descuide
la mayoría de la juventud que no está en pandillas. Si antes no se le apostaba
a la prevención ahora menos.
También es de mi preocupación, que la paz sea dada por
decretos o negociada entre unos pocos. Mi lógica sería que primero se bajen los
homicidios y se tenga una nueva Cultura de paz, para ser declarado municipio
libre de violencia y no al revés, que primero se le asigne y luego vemos que
trabajamos. Es importante abrir el diálogo, la negociación a otros sectores y
principalmente los más implicados. Así como los que generan la violencia tienen
voz, los jóvenes, estudiantes, los que quieren migrar a USA, los niños y niñas,
etc. Deben tener su voz.
En este sentido me parece que la Subsecretaría de
Desarrollo Territorial tenía buenas intenciones y buenas ideas para la
integración de esfuerzos por la paz en los barrios y colonias, con el liderazgo
de los gobiernos municipales, pero no se qué ha pasado? Era una buena
oportunidad para que la prevención estuviera presente a nivel local y entre
vecinos fuéramos construyendo la paz.
La paz debe sumar más actores, promover formas alternativas
de abordar conflictos y que sea parte de la currícula educativa formal, se debe
conocer nuestra memoria histórica reciente, buscar acercamientos entre
diferentes sectores aún no reconciliados desde los Acuerdos de Paz, generar
políticas educativas, deportivas y culturales y apostarle definitivamente a la
prevención con una buena cuota en generar oportunidades de empleo, autoempleo a
través de las microempresas.
El Viejo Lin, líder de la pandilla 18 dijo hace poco: “Sólo
existe una manera de erradicarnos y es que nos asesinen a todos”[5]. No hay que llegar a esos
extremos de exterminio que generan más odio y venganza. Es importante controlar
al que ya no podrá rehabilitarse, pero más hay que pensar en la gran mayoría
que quiere hacer las cosas bien, quieren quedarse en su país y salir adelante
desde su juventud.
No debemos pecar de ingenuos, la tregua solo es un pasito
para lograr un país en bienestar, puede ser poco pero se está logrando mucho.
Se puede lograr mucho más y eso depende de todos los que nos sentimos
responsables de dejar un mejor país para nuestros hijos/as. Para que la paz sea
cada vez más sostenible, debemos aprender como dice Adam Curle, a pasar de un
conflicto latente a hacerlo visible, afrontarlo, abordarlo y hacer un ciclo de
no violencia. La paz no significa ausencia de conflicto, sino tener las
herramientas adecuadas para abordarlo pacíficamente.
Termino con una frase favorita para mí de Ignacio Ellacuría
SJ: “si la finalización de la guerra es sobre todo cuestión
de las partes en conflicto, la consecución de la paz es cuestión de todo el
pueblo salvadoreño”.
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