LA TREGUA SE DESGASTA, YA ES HORA DE OTROS PASOS PARA CONSTRUIR LA PAZ EN EL SALVADOR



Lo que se viene llamando la "tercera fuerza" debe ser el
sujeto principal para poner al país en "estado de diálogo"
(ECA, 1986, 453, 525-533) en busca de la paz y de la solución
a las causas del conflicto[1] (I. Ellacuria)

1984 en La Palma, Chalatenango marcó el inicio del diálogo entre la guerrilla del FMLN y el gobierno en turno, pero fue hasta las negociaciones de los inicios de los 90´s, cuando se ve la posibilidad de un cese al fuego entre los bandos para poder llegar a una firma de la paz.
No es que quiera comparar con la tregua existente, pero bueno algo hay que sacar de la experiencia y en el tema del conflicto, es mejor analizar bien.
Los conflictos, según  algunos autores pueden ser abordados desde dos enfoques: uno es el de resolución y otro es el de transformación de los conflictos.
En tiempos de educador popular en el tema de la paz, graficábamos estos conceptos con una plantita de maicillo. En nuestro medio campesino, casi todo el mundo entiende que esta plantita  cuando se le corta por el tallo, ella misma se restaura y vuelve a retoñar. Pero si venimos con un azadón y la cortamos desde la raíz, la plantita no vuelve a nacer. Pues así mismo viene a ser el conflicto.
Resolver un conflicto, es nada más cortarle por el tallo. Tenemos que saber que el conflicto volverá a surgir y quizás con más fuerza, pero que quizás en un primer momento es lo necesario. Tenemos que parar una situación urgente, con la que ella no podemos más, de manera rápida, urgente y quizás con el mínimo de costos.
La transformación del conflicto por el contrario, es de llegar verdaderamente a las raíces que ocasionan ese conflicto, así que habrá que llegar profundo. Es necesario más tiempo y más recursos, pero será lo más efectivo si queremos realmente hacer esas trasformaciones y que estas se consoliden.
Cuál de las dos formas es la mejor? Pues las dos. Es de analizar cuál es el conflicto para saber que necesitamos hacer. La primera es inmediata, la otra es un proceso.

La situación de la actual tregua entre pandillas que se está dando por más de un año en El Salvador y que ya se intenta también en Honduras, quizás se analice un poco mejor desde estos enfoques. Nadie dice que está mal y se ve muy bien bajar de 17 homicidios a 3 o a 5, pero eso no lo es todo y no le compete solamente a las pandillas o al gobierno. Era necesario este momento, que puede ser propicio para un abordaje más profundo de la situación.
Me preocupa cuando se dice que se está de lado del delincuente y nadie se acuerda que los que han salido del sistema, no es porque han querido sino que han sido expulsados (con excepciones). Un sistema excluyente, sin oportunidades, altamente competitivo, saturado, con poca y mala preparación y que la mayoría no está preparada para negar la oferta del crimen. No estoy de acuerdo con J. Villalobos cuando dice: “Cuando se reconoce socialmente al marero, se premia el delito y se desprecia la honestidad”[2]. Creo que por una parte se acepta la inoperancia del sistema de justicia y seguridad y se apela a alguna humanidad que todavía se pueda tener en esos que él llama “lumpen”. La justicia tiene una deuda pendiente con el país y es histórica, la impunidad es histórica. Así que es de buscar nuevos caminos.
Mi experiencia como Educador de Calle, fue que al tener presencia con estas estructuras podían tener una mano, un rostro que comprende, que escucha y que está ahí sin juzgar. Al que trabaja en prevención no está encargado de la seguridad pública. Cualquiera podía decir que como profesional apoyaba al pandillero, al drogodependiente, a la trabajadora sexual y se corría un riesgo grande. Pero realmente ellos no querían que sus hijos/as siguieran los mismos pasos y por eso trataban que los niños/as llegaran a la escuela, a sus clases de refuerzos a que participaran en la danza, el torneo de futbol. Para que al menos ellos si lograran tener esas oportunidades.
La tregua como ya he dicho anteriormente no es la solución final, pero sin duda nos da oportunidad de humanizar un conflicto, de ver otros rostros, de buscar soluciones, de aplicarse como funcionarios y como instituciones, nos da tiempo para restaurar, para pensar en la siguiente estrategia que limite el acceso a las pandillas, que se prevenga el delito, que se persiga el delito con investigación y profesionalismo.
Tenemos que usar el recurso de la tregua, ya no sólo para estadísticas, para hacer números. Necesitamos ir más allá de solamente exigir. Preguntémonos ¿Cuáles son mis aportes para la paz? Más allá de ser buenos (no basta con ser buenos…), tenemos que comprometernos como sectores (diversos) a dar un plus por la paz, a ser creativos, a no ser nosotros mismos/as violentos. Juntemos a los niños y jóvenes de las colonias, hagamos grupos de refuerzos escolar, grupos de música, torneos deportivos, demos tiempo al ocio productivo. No esperemos un salario por la paz, nada es regalado pero tampoco nada es más caro que nuestras vidas y son por ellas que tenemos que luchar todos/as. Ese plus es por lo que todos aspiramos: un país mejor con mejores ciudadanos/as  


                    




[1] ANALISIS ETICO-POLITICO DEL PROCESO DE DIALOGO EN EL SALVADOR http://www.acuedi.org/ddata/174.pdf

[2] Tregua de maras, la ‘revolución lumpen’ http://elpais.com/elpais/2013/06/13/opinion/1371120944_177354.html

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