Ladrón Librado
Noche estrellada sobre el Ródano. V. Van Gogh.
Nunca es más oscura la noche que cuando está a punto de
amanecer
Recuerdo cuando era
niño y jugabamos, del grupo hacíamos dos bandos uno de ladrones y otro de policía. Los
policías capturaban a cada uno del bando de los ladrones y lo llevaban a un punto
hasta que uno de los ladrones que andaba libre los liberaba o si se completaban
las capturas se cambiaba de bando y seguía el juego.
Recuerdo que todos
queríamos ser ladrones y aunque fuéramos policías, sabíamos que nos llegaría el
turno si nos esforzábamos.
Ahora que veo el juego,
aunque no era violento si había un mensaje claro de “ser el más listo para
liberar a los malos”, porque todos admirábamos al que se “liberaba para
liberar”, al que nunca atrapaban.
La inocencia pasó y
ahora mucho tiempo después la realidad no es un juego y cobra muchas vidas. La
justicia alaba y casi promueve la impunidad, el que logra burlar la justicia,
el que tiene más recursos para no pagar el delito al menos de forma que repare
el daño y lo peor de todo es la cantidad de vidas que se lleva de encuentro.
En El Salvador, en
estas fechas, vuelve de nuevo a sus números de muertes violentas diarias de al
menos 15 por día. La mayoría se le termina la poca esperanza que tiene e
inician en la frustración con muchas ideas poco razonables, pensadas con el
hígado digo yo. Cuando pedimos penas de muerte, asesinar con igual o más saña a
los pandilleros, exponerlos en la plaza pública (los medios de comunicación),
comprar armas, darle valor a las fuerzas armadas o grupos de exterminio, etc.
http://www.lapagina.com.sv/res_encuesta.php?id_encuesta=483
Yo entiendo el
sentimiento de desesperación sobre todo cuando se es una víctima directa, pero
me cuesta creer que la represión sea la solución y menos la única. Aun hay
cosas que no se han hecho y que deben mejorar o hasta reiniciarse para que
funcionen.
Para mí las medidas
drásticas deben ir en todos los sentidos, desde la persona misma, en la casa,
la escuela, el sector justicia debe depurarse y cambiar el rumbo de la justicia
con menos impunidad, la fiscalía y la investigación de los casos, la empresa
privada dejar de vender armas y con el gobierno poner un paro al tráfico de las mismas.
Deberíamos hacer una ofensiva en valores humanos y sociales: no ceder frente a
la corrupción, no seguir la cultura del “más vivo”, promover las buenas
costumbres y acciones, más solidarios y justos con el que menos tiene, dejar
que la violencia sea la primera herramienta para el abordaje de conflictos y
promover el diálogo.
Luego de lo pasado en
Ayotzinapa, México y Kenia, también existe más sangre derramada en Siria, Irak,
Yemen, Palestina. El mundo está bañado en sangre y cada uno de nosotros debemos
aportar todo lo necesario para cambiarlo.
Tenemos mucho por hacer
que aún no hemos intentado antes de llegar al ojo por ojo, no siempre lo más
fácil es la mejor respuesta, todo tiene su costo y siempre es más caro. Casi
siempre que se promueve una campaña de odio son los inocentes los que pagan,
sino veamos el caso de Monseñor Romero o los Sacerdotes Jesuita y sus
colaboradoras. Los medios de comunicación se encargaron de dar el mensaje y
otros planearon y ejecutaron los crímenes de lesa humanidad. No permitamos que
la historia de El Salvador siga manchándose de sangre inocente y cuidemos a
nuestros niños, niñas y jóvenes. Hagamos el esfuerzo y demostremos que “somos
más los que queremos la paz”.
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