Terminando con la Desilusión
"El suicidio (del latín: suicidium)a es el acto por el que una persona se provoca la muerte de forma intencional3".
Traemos la vida con una ilusión que quizás sólo está en nuestra
mente y no es que sea falsa, sino que no es del todo realista, la de ser
felices. Aunque nuestro propósito es optimista y nos genere ganas de vivir, no
todos podemos encajar con ello y tarde o temprano nos damos cuenta que para
lograr esos picos de felicidad tenemos que pasar muchas veces por previos de
lucha, sufrimiento, dolor, desesperanza con el que algunos tampoco todo lo logremos
sobrepasar. Esta parte de nunca llegar a la felicidad o de llegar a perderla
puede ser también generadora de angustia, rencor, depresión, de llegar al punto
de reclamar la vida: “No era como la esperaba”, “no es como lo dicen”, “no
puedo más” ...
Aunque
estamos pensando, racionalizando, el suicidio puede que no lleva tanto de ello
sino de pasar del sentimiento profundo de tristeza a las decisiones, a la
acción. El que lo hace no lo divulgará, no lo presumirá, lo hará y ya. Si acaso
dejará una despedida, una nota, una mención que le llevará culpa y mucho dolor
a los que están cerca.
Estamos
pasando en el mundo una situación excepcional con una gran pandemia que a la
fecha lleva más de 5 millones de infectados en el mundo a causa del COVID-19,
un virus iniciado en China y que se propaga rápidamente por el mundo. Esto
también hace una pausa con la vida cotidiana según como la conocemos, la
mayoría nos hemos encerrado en nuestras casas como medida principal de
prevención en cuarentena, que se prolonga en unos países hasta por tres meses,
tratando de contener el virus. Una cuarentena que no es igual para todos,
debido a la obtención de recursos tanto económicos, sociales y personales. A la
mayoría la cuarentena nos encuentra sin mayor preparación.
En tiempos
"normales" los casos de suicidio casi pasan desapercibidos, aunque
son bastante frecuentes no sólo en personas con algún padecimiento mental sino
por diversas causas. Ahora con más situaciones difíciles, frustrantes con las
que se tienen pocos recursos para el afrontamiento esto también podría
incrementarse en nuestro país. Ya con nueve semanas de confinamiento, no
solamente la economía o la alimentación está llegando a su límite, también las
condiciones de violencia intrafamiliar, alcoholismo, la falta de empleo, la
soledad. Lo incierto frente a lo que viene posterior a la cuarentena puede
causar tal sufrimiento para que se llegue a un punto de decisión donde no hay
vuelta atrás.
Muchos
podemos tener sentimientos de profunda tristeza y pensar como acabar con ella,
pero serán pocos los que llevarán a cabo esas ideas, que a mi sentir está lejos
de ser cobardía, al contrario, terminar con una vida requiere sobrepasar todos
los miedos poniendo fin a su existencia. Si no has estado en esa posición
difícilmente se puede comprender y por el contrario tenderemos a ser
justicieros implacables de lo que no entendemos.
Yo no sé si
he salvado vidas, pero he tenido el privilegio de acompañar a personas con
muchas angustias, al punto de enviarme mensajes de despedida donde lo principal
para mí ha sido la reacción, de hacer presencia y re acomodar las
aflicciones, haciendo visible ese acompañamiento y que de alguna manera vuelvan
a tener un sentido para vivir y que sea alimentado cada día. Es complicado
porque uno siente esa responsabilidad por la vida y lo mejor es asegurarse que
quienes están alrededor sean capaces de retomar el seguimiento y atender desde
lo más básico que es la alimentación.
En este momento vamos a enfrentar muchos vacíos, un "nuevo
orden" por así decirlo, que nos desordena lo poco que llevábamos o lo que
podíamos controlar. La vida está más expuesta a lo que no podemos controlar, un
virus. Ahora tendremos más temor de acercarnos al otro, ¿dónde trabajaremos?, ¿dónde
descansaremos? ¿podemos tomar medidas de limpieza? ¿podremos sobrevivir?
Estamos perdiendo fuentes de trabajo, personas, amigos y familiares, las
economías mundiales están en su peor momento. No podemos atrevernos a
planificar.
Ante todo está la adaptación, esto llevará un tiempo y lo primero es
tratar de comprendernos y tolerarnos, que sepamos que llevamos estas cargas y
que ya todo será diferente. Un reto grande será la cercanía, ¿Cómo hacer para
que a pesar del distanciamiento podamos sentirnos más cercanos? posiblemente ya
lo estemos logrando sin darnos cuenta: los maestros ahora ven a sus alumnos en
sus casas, sus realidades; llamamos más a nuestros seres queridos, más
WhatsApp, más video llamadas, más consideración a quienes exponen su vida
frente al virus: personal de salud, de limpieza, logística, seguridad, viendo
lo humano en las personas. Antes todo iba más rápido, hacíamos sin pensar, sin
ver. Aun así, siempre habrá quien se esconda, que no pueda superar y sienta la
carga demasiado grande, que no puede más.
El llamado no es para el que ya no puede más con esa carga, sino para los que estamos alrededor. Conocernos, acercarnos de alguna manera, darnos palabras de aliento desde la realidad y lejos de lo hueco o falso, ayudar a reconstruirnos y reconstruir será clave. Ahora es cuando no sólo es admirarnos porque la naturaleza retoma a su vida sino también que nosotros retomemos nuestra humanidad. Las noticias estarán ahí para alarmarnos, pero está en nosotros tomarlas para destruirnos o dar una vuelta para ir a nuestra naturaleza humana y estar, acompañar, sentir y entre todos salir adelante.
Se vienen tiempos de mucho sufrimiento y la vida es así, habrá que hacer muchas luchas para más momentos felices. No seamos indiferentes a la tristeza o a la felicidad que, aunque a veces creemos que lo vivimos solos siempre estamos en grupo, en familia, en comunidad, aunque la sintamos cada uno en su momento y a nuestra forma. Cuenta conmigo!
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