Sintiendo a los Demás
“Existen diferentes significados de empatía,
uno de los más acertados indica que es “la experiencia de entender la condición
de otra persona desde su perspectiva”[1]. Es una habilidad social que, aunque todos
podemos desarrollarla, no siempre está presente. Si es importante para nuestras
relaciones y como parte de nuestra inteligencia.
En estos tiempos en el literalmente el mundo está en crisis en
diferentes aspectos de la vida: salud, recursos naturales, finanzas, valores. Muchos
piden empatía, cercanía a lo que estamos pasando o a lo que el mundo pasa,
¿pero será real que lo podamos sacar de nuestra bolsa y ahora ocuparlo? ¿Lo
teníamos ahí guardado y ahora lo desempolvamos para usarla? Quienes traen la semilla de la empatía están llamados a desarrollarla, a fortalecerla. Pero los que no, no podemos exigirla, mucho menos que la fortalezcan, no está ni sentirán la necesidad. Serán más para si mismos, sus intereses y con suerte lleguen a ser "simpáticos", algo que a veces choca con la ocasión difícil que se está pasando.
En lo que va de la Pandemia, hemos pasado diferentes etapas: cierres de
centros de trabajo, quedarse sin alimentos, una tormenta tropical, enfermos de
covid -19 con necesidad de plasma convaleciente y el mero hecho de estar en
cuarentena por más de 90 días.
Para los que tienen desarrollada la empatía tienen muchas posibilidades
de sentir, ayudar y acompañar de estar presente en ese momento difícil y cómo
puede salir de ello. Es una habilidad que ayuda en todas las relaciones interpersonales y nos ayuda a hacer sentir que la otra persona nos importa, que aunque no somos los que vivimos la situación, al ponernos un momento es su posición sin quedarnos en ella, podemos llegar a comprender y mejorar su condición.
Para mí ha sido una de las principales herramientas para el acompañamiento psicosocial.
Nos hace sentir con el otro y ayuda a conectar a saber que quién te acompaña no
es falso. Así es, quien no se logra meter en ese zapato, no le queda nunca. La mayoría de veces las personas con su sufrimiento no necesitan títulos, teorías, técnicas. Todo está a la base de un profesional, pero si no existe empatía no se podría lograr un verdadero acompañamiento.
Es dedicar tiempo para escuchar, atender, hacer sentir a la persona que es lo más importante y es así, es autentico. Ese momento de conexión es tan importante que es muy humano. Si se sufre juntos pero también se disfruta de los momentos.
Se da cierta identificación con las personas y las situaciones que viven, la comunicación de sentimientos fluye y en cierta medida se adelanta en las decisiones, las acciones y con ello un análisis más amplio de lo que se está viviendo en la persona, en la familia, no se juzga porque lo importante es acompañar. No significa leer las mentes, sino leer sentimientos, los que nos cuesta identificar, evadimos, o negamos. Con el acompañamiento todo ello se facilita la expresión, el desahogo, la integración de los sentimientos y superar, cerrar el ciclo o lograr vivir con ellos.
La empatía es un canal entre las personas en el que las palabras a veces están de más, nos ayuda a acercarnos y convivir, a no hacer más daño y abrazar.
Somos un país pequeño, con mucha población, pero sufriendo de mucha soledad, lejanía, aislamiento. Cuando se pudiera hacer mucho con sólo dedicarnos un poco de tiempo para sentirnos humanos. Podría estar a la base de nuestra salud física y mental
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