Un año para no olvidar
El año 2020 ha sido de lo peor para la mayoría de personas, año de pandemia, enfermedad, muerte de familiares, crisis económicas, desempleo, cierre de lugares de trabajo, año en el que se estancaron muchos proyectos y que marcará a muchas personas en un antes y un después.
Parte de estos males lo sufrimos en la familia, pero haciendo el recuento del año trataré de sacar lo mejor de este y rescatarlo.
Al principio fue frustrante haber dejado nuestros trabajo y cuando ya estábamos listos para empezar una nueva vida en EEUU, se cerrara todo y teníamos que hacer cuarentena tratando de cuidarnos pero también de que los recursos nos alcanzara para hacer frente al encierro. Pasamos de marzo a junio encerrados tratando de reconocernos como familia, descansando de tanto ajetreo que habíamos tenido todos estos años anteriores, conviviendo y disfrutando de nuestra casa como nunca antes lo habíamos hecho: levantarnos tarde, hacer ejercicio, algo de yoga, juegos de mesa, conversar entre nosotros, valorar nuestro camino, ver programas favoritos, películas, lecturas, escribir, etc.
Tratamos de aprovechar el encierro lo mejor que pudimos a nuestro beneficio, aparte de protegernos contra el virus.
Tomando en cuenta lo poco que nos habíamos cuidado todo este tiempo empezamos con mi esposa Ethel a trabajar con la parte física, además el covid- 19 estaba cobrando la vida de muchas personas con problemas de peso. Tomamos en serio el ejercicio y la dieta tratando de hacerla un hábito. Nos informamos, leímos, vimos videos, consultamos y aprendimos. Empezamos con quince minutos, para eso nos alcanzaba el aliento. Luego hemos ido creciendo a medida que obtenemos más resistencia y motivación. En el fondo se va reconociendo el desorden alimenticio al que nos expusimos por mucho tiempo, la falta de hábitos de ejercicio y sobre todo la poca voluntad para hacer esos cambios para nosotros mismos. Ha sido muy satisfactorio lo que hemos logrado. Ethel llegó a su peso ideal y dejó de tomar un medicamento para su corazón, se estabilizó bastante del corazón. Por mi parte ya son 25 libras abajo (pesaba al inicio 217) y 45 minutos de ejercicio diario. Nos sentimos mejor con nosotros mismos y sobre todo con mejores hábitos que esperamos no dejar. Al finalizar el año, nuestros dos hijos mayores están haciendo ejercicio y mejorando su alimentación algo que también nos enorgullece porque sin obligaciones logramos también cambios. Muy al estilo de nuestra familia.
Un año que aprovechamos de no tener responsabilidades externas (trabajo o estudio) para poder ir reflexionando lo ganado hasta ahora, de prepararnos para lo que viene, con la expectativa que todo saldrá bien y que estaremos vivos para contarlo. Lastimosamente tuvimos una perdida irreparable con don Rigo pero que también se retoma para madurar en la vida.
Todo el 2020 ha sido una gran lección, donde se ha pronunciado lo bueno y lo no tanto, esperamos terminar con aprendizajes pero no con resentimientos ni amarguras. Fue el mejor momento para detenernos y que aflorara la vida en nosotros. Veníamos de mucho desgaste físico y emocional, mentalmente. Dolor y distancia entre la familia, cansados de lo peor del mundo y llegamos al reposo de quedarnos en casa para lograr cuidarnos y cuidar a otros.
Adiós año viejo, lo volveremos a intentar en este 2021...
Comentarios
Publicar un comentario